El deseo es una forma extraordinaria de amor. La más directa. Aún no se han puesto en funcionamiento las zonas que empiezan a exigir del otro más allá de su propia voluntad. Ningún momento de inicio de un deseo regresa jamás. De ahí el gozo y también la sensación devastadora de que lo más valioso que el ser humano podría retener para siempre tiende a desaparecer.
Esta película (Call me by your name), dirigida por Luca Guadagnino, es el lugar común adonde todos hemos deseado llegar alguna vez: la hermosura de la vida con los padres y los amigos, las albercas del juego infantil, el inicio inequívoco del amor y el escondite, el tiempo inacabable y maravillosamente inútil, el gozo lento del cuerpo ajeno y propio, los atardeceres cálidos y protectores, el aprendizaje agotador y purificador de la belleza.