Gafas de madera

Un niño bajau se agarra de la cola de un tiburón nodriza pardo que le arrastra a través de las aguas superficiales del Mar del Sur de China. Sus gafas son de madera y están hechas a mano.Nada a diario desde que tenía meses de vida.Sus tímpanos rotos por el efecto de la presión continuada será el preludio de una vida corta siempre bajo el agua.Sobre el mar.Vivirá en atolones de madera construidos a mano sobre los arrecifes de coral, en ocasiones a varios kilómetros de la costa. Solo regresará con su familia a tierra para comerciar o arreglar el bote.
Cuenta la leyenda que ante la amenaza de un fuerte temporal, y cuando comenzaba a arreciar el viento, el jefe de los Bajau clavó una estaca en el fondo del mar a donde ató su embarcación para que la tormenta no le alejará de la orilla. Con el mismo motivo, el resto de pueblo fue atando sus embarcaciones a la de su líder. Pero aquella estaca no fue clavada en el lecho oceánico, sino en una gran raya gigante que despertó por la noche y nadó mar adentro arrastrando al pueblo Bajau a mitad del océano. Cuando aquellos que vivían en los barcos se despertaron a la mañana siguiente vieron que se encontraban lejos de la costa y perdidos. Durante varios días navegaron sin rumbo hasta que el jefe Bajau rogó a los Dioses que les mostrarán el camino de vuelta a casa. Tras navegar dos días en una misma dirección llegaron a la costa y contemplaron cómo todos los pueblos del litoral habían sido arrasados por las grandes olas. Agradecidos, el mar es desde entonces su hogar.
Capaces de bajar hasta más de 20 metros de profundidad y aguantar la respiración hasta cinco minutos, la flotabilidad negativa les permite moverse sobre el coral de pie donde sobreviven de la caza submarina de pescados, perlas y pepinos de mar.La única manera de capturar vivos a los animales marinos, su especialidad, es utilizar cianuro para aturdirlos.Los corales mueren y con la muerte de esta selva marina lo hará la última tribu nómada marítima en la Tierra.